viernes, 24 de septiembre de 2010

Cupido tiene la culpa


El impacto emocional que experimentamos al conocer a otra persona y quedarnos completamente deslumbrados, no es más que un flechazo de Cupido, una especie de enamoramiento repentino que no permite pensar en nada más. Una mezcla de esa química que atrae o aleja a los seres humanos, con la idealización que cada uno elabora sobe el otro y, posteriormente, trasladamos a un individuo en específico.
En cambio, el amor es otra cosa: implica además de atracción, deseo y cariño, conocimiento mutuo, porque nadie puede amar a quien no conoce. También respeto, confianza, preocupación por todo lo que guarde relación con la persona amada y aceptar a nuestra pareja con sus virtudes y defectos.
Es, a decir de los expertos, el verdadero fruto que puede dar o no el enamoramiento, y exige estabilidad y perdurabilidad: dos criterios que confirman su verdadera existencia.


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